ACTA FINAL DEL X CONCURSO LITERARIO ARSENIO ESCOLAR
En Torresandino a 20 de julio de 2024.
Reunido el Jurado del X Concurso Literario Arsenio Escolar, bajo la presidencia de Arsenio y la colaboración técnica de Cristóbal Cuesta y Alejandro Casado, se procedió a la proclamación de los ganadores en todas las categorías: presencial y general.
En esta edición hemos tenido una participación extraordinaria en la modalidad abierto, con un aumento considerable en los participantes locales y espectacular en los generales. El total de relatos en abierto han sido 283 con una participación extranjera de ciento cinco y una docena de locales. La fase preliminar de calificación ha supuesto un trabajo enorme para conseguir reducir a 25 relatos finalistas.
Como en ediciones anteriores esta fase final resulta muy entretenida, con debates entre los jueces sobre que trabajos resultan ganadores y sobre todo, cuantos con una calidad excelente se tienen que caer en las sucesivas votaciones eliminatorias.
CATEGORIA GENERAL, RELATOS CORTOS EN IDIOMA ESPAÑOL
GANADOR: EL HOMBRE QUE LLEGÓ DEL SUR
SEUDÓNIMO: ATREIDES 1979
NOMBRE: PABLO DANIEL VELAZQUEZ
PRIMER ACCÉSIT: UNA MERIENDA SILVESTRE
SEUDÓNIMO: WANG WEI
NOMBRE: JOSÉ Mª CABAÑES TAMAYO
SEGUNDO ACCÉSIT SILENCIOS QUE MATAN
SEUDÓNIMO: SÍSIFO
NOMBRE: HECTOR DANIEL OLIVERA CAMPOS
PREMIO LOCAL: CUATRO MANERAS DE MATAR A UN CURA
SEUDÓNIMO: INSPECTOR VADILLO
NOMBRE: LUIS ROYUELA RUIZ
El jurado, presidido por Arsenio Escolar, el periodista, escritor, filólogo y editor que da nombre al certamen, estuvo compuesto en esta edición por los expertos:
Encarnación Reyes Iglesias,
Marta Pescador Pérez,
Faustino Catalina Salvador,
Alejandro Garmón Izquierdo
Jesús Garmón Izquierdo
Fernando Molinero Hernando,
Caridad Sebastián Bombín,
Aurora Cabañes Muñoz,
Jesús Heras Aparicio,
Cirilo García Román,
y contó con la secretaría técnica de Cristóbal Cuesta y Alejandro Casado.
CATEGORIA PRESENCIAL
Se establecen tres tramos por edades:
Hasta 9 años
De 10 a 11 años
De 12 hasta 18 años.
En la categoría hasta 9 años, se presentaron 9 participantes y se premian, un ganador y tres finalistas empatados a puntos
En la categoría de 10 a 11, se presentaron 2 participantes y se premian, un ganador y un finalista.
En la categoría de 12 hasta 18, se presentan 5 participantes y se premian, un
Ganador y dos finalistas
ESTOS SON LOS PREMIADOS
Hasta 9 años:
GANADORA NAIA GARMÓN GARCÍA 8 AÑOS
TÍTULO AIA
FINALISTAS SARA ARAÚZO BORJA 8 AÑOS
TÍTULO EL HOMBRE PEREZOSO
EMMA MARTINEZ WILLIANS 9 AÑOS
TÍTULO ANA Y JANA
MARCOS RUIZ MARTINEZ 5 AÑOS
TÍTULO POLLO TONTO
De 10 a 11 años
GANADORA ALEJANDRA SACRISTÁN MUÑOZ 11 AÑOS
TÍTULO GALLINERO
FINALISTA OLIVIA SANDERSON MORENO 11 AÑOS
TÍTULO EL BOSQUE
DE 12 A 18
GANADORA LAURA PÉREZ ÁLVAREZ 12 AÑOS
TÍTULO EL TROFEO DE LA AMISTAD
FINALISTAS LUCIA ESCOLAR ARAÚZO 14 AÑOS
TÍTULO EN TORRESANDINO TODO PUEDE PASAR
ASIER GARMÓN GARCÍA 12 AÑOS
TÍTULO TORRE-SENDINO
El jurado que corrigió los trabajos, de la modalidad presencial, para evitar incompatibilidades por parentesco, tomó la decisión de que los que estaban afectados por esta cuestión no participaran.
Torresandino 24 de jagosto de 2024
IMAGENES DE LA JORNADA DE ENTREGA DE PREMIOS DEL X CONCURSO LITERARIO, ARSENIO ESCOLAR Y LA EXPOSICIÓN DE FOTOGRAFIAS , ILUSTRACIONES Y LIBROS. CONCIERTO DE MÚSICA CON EL DUO, DAVID HERNANDO VITORES, AL XASO Y SANDRO BAKHUASHVILLI AL PIANO
EL PASADO DÍA 4 DE MAYO UN GRUPO DE SOCIOS REALIZAMOS UNA VISITA A LAS FUENTES DEL ESGUEVA. LUGAR EMBLEMATICO, PARA NOSOTROS PUESTO QUE ESTE ES EL COMIENZO DE LA VIDA DEL VALLE, QUE INSPIRÓ EL NOMBRE DE NUESTRA ASOCIACIÓN. VISITAMOS EL DESFILADERO DE LA YECLA, SANTO DOMINGO DE SILOS Y COVARRUBIAS DONDE DISFRUTAMOS DE UN EXCELENTE ALMUERZO Y UNA VISITA POR LAS CALLES Y LOS MONUMENTOS DE ESTE BONITO PUEBLO BURGALES
BASES DEL X CONCURSO LITERARIO INTTERNACIONAL ARSENIO ESCOLAR
MODALIDAD RELATOS
El comité organizador del X Concurso Literario, Arsenio Escolar, con domicilio en Torresandino, hace público la convocatoria del certamen en la modalidad de RELATOS. Las bases son las siguientes:
1º- Pueden participar todas las personas que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad, siempre que presenten Relatos en lengua española, (castellano) originales e inéditos, no publicados en ningún tipo de formato ni total ni parcialmente (incluido internet), no premiados o pendientes de fallo en otros concursos, o a la espera de respuesta en un proceso editorial. El incumplimiento de esta primera base descalifica automáticamente al participante
2º- El tema será libre.
3º- El original deberá estar mecanografiado a doble espacio, utilizando un tipo Arial, Times New Róman o similares, a 12 puntos.
4º- El original de la obra se presentará únicamente en formato digital. El trabajo deberá ser enviado a la dirección electrónica: concursoaet@gmail.com
5º- En el asunto del mail se especificará “Para el X concurso Arsenio Escolar “Se enviarán en el mismo correo dos archivos adjuntos en formato PDF:
.Título de la obra
.Seudónimo
Nombre (s) y apellidos(s)
.Año, ciudad y país de nacimiento
.Dirección del domicilio completa, incluido el país
.Teléfonos(s)
.Correo electrónico.
.Breve currículo literario. (Incluido el currículum, y los datos personales) no deberán sobrepasar una página.
6º- Características formales:
7º- Se adjudicará un primer premio al mejor relato, dos accesit y un premio especial al mejor relato de los concursantes locales*, entendiéndose como tal, los procedentes de Torresandino, Valle del Esgueva y Ribera del Duero Burgalesa. Para tener derecho a este premio, los concursantes deberán postularse para esta categoría, notificándolo en el archivo denominado PLICA, junto a los demás datos
8º- El primer premio consistirá en: 300 € y diploma. Los accesit y el premio especial serán dotados con 150 € y diploma.
9º- El plazo de admisión de originales comienza el 1 de febrero y terminará el 1 de junio del año 2024 a las 24 horas peninsulares.
10º- El fallo será inapelable y se hará público durante la entrega de premios que tendrá lugar en Torresandino, en fecha y horario a determinar. La fecha prevista a día de hoy sería el sábado 03 de agosto de 2024. Si el premiado no puede acudir por sus propios medios, queda autorizado para designar a un representante que asista al acto de entrega de premios en su lugar. De no cumplirse este punto, el premio quedara desierto
11º- El comité organizador, se reserva durante un año, exento de retribución complementaria alguna a favor de los autores, el derecho en exclusiva de publicar y difundir por cualquier medio los trabajos premiados, si así lo considera pertinente. Así mismo, pasado ese plazo de tiempo, podrá publicar y difundir por cualquier medio, siempre con el generoso fin de contribuir a la expansión de obras literarias de valía incontestable, los trabajos premiados sin obligación de remuneración pecuniaria alguna a sus autores.
Por motivos de patrocinio, el comité organizador del concurso autoriza la publicación de las obras ganadoras, en la revista Archiletras. Las obras publicadas en esta prestigiosa publicación recibirán un complemento de 100 €.
12º- Los ganadores del X Concurso Literario Arsenio Escolar, deberán tener autorización del comité organizador, para cualquier acción que involucre a los textos premiados durante un año a partir de la fecha de premiación. Los premiados se comprometen a mencionar el concurso cada vez que publiquen el texto por si mismo, o a garantizarlo cuando autoricen que el texto sea publicado por otros medios.
13º- El Comité organizador de este concurso y su jurado no mantendrán comunicación alguna con los participantes respecto a sus textos, ni ofrecerán ninguna información que no sea el propio fallo recogido en el Acta Oficial de premiación.
14º- La composición del Jurado Calificador será dada a conocer al hacerse público el fallo del certamen.
15º- El hecho de concurrir al X Concurso Literario Arsenio Escolar, implica la total aceptación de estas bases, cuya interpretación se reserva el Comité y el Jurado Calificador.
Para más información:
Telef. +34 660468590
PLUELOS DEL VALLE DEL ESGUEVA, Espinosa de Cervera, Valdeande, Santa María del Mercadillo, Pinilla Transmonte, Bahabón, Santibañez, Cabañes ,Pinillos, Terradillos , Villatuelda, Torresandino, Villovela, Tortoles Castrillo de Don Juan, Encinas, Canillas, Fombellida, torre, Castroverde de Cerrato, Villaco, Amusquillo, Villafuerte, Esguevillas, Piña, Villanueva de los Infantes, Olmos, Villarmentero, Castronuevo, Renedo…
PUEBLOS QUE COMPONEN LA RIBERA DEL DUERO BURGALESA, Adrada de Haza, La Aguilera, Aranda de Duero, Angix, Arandilla, Araúzo deTorre, Araúzo de Miel, Araúzo de Salce, Bahabón de Esgueva, Baños de Vadearados, Boada de Roa, Berlangas de Roa, Briongos de Cervera, Brazacorta, Cabañes de Esgueva, Caleruega, Campillo de Aranda, Castrillo de la Vega, Ciruelos de Cervera, Coruña del Conde, La Cueva de Roa, Espinosa de Cervera, Fresnillo de las Dueñas, Fuentecén, Fuentelcésped, Fuentelisendo, Fuentemolinos, Fuentenebro, Guma, Fuentespina, Gumiel de Izán, Gumiel de Mercado, Guzmán, Hinojar del Rey, Haza, Hontangas, Hontoria de Valdearados, La Horra, Hoyales de Roa, Huerta de Rey, Mambrilla de Castrejón, Milagros, Moradillo de Roa, Nava de Roa, Olmedillo de Roa, Oquillas, Pardilla, Peñalba de Castro, Pedrosa de Duero, Peñaranda de Duero, Pinillos de Esgueva, Pinilla Transmonte, Quemada, Quintanarraya, Quintanamanvirgo, Quintana del Pidio, Roa, San Juan del Monte, San Martin de Rubiales, Santa Cruz de la Salceda, Santa María del Mercadillo, Santibañez de Esgueva, La Sequera de Haza, Sinovas, Sotillo de la Ribera, Terradillos de Esgueva, Torregalindo, Torresandino, Tortoles de Esgueva, Tubilla del Lago, Valcavado de Roa, Vadocondes, Valdeande, Valdezate, La Vid, Villaescusa de Roa, Villalva de Duero, Villalbilla de Gumiel, Villanueva de Gumiel, Villovela de Esgueva, Villatuelda, Zazuar, y Zuzones
INDICE:
I.I TOPÓNIMO ESGUEVA
I.II PUEBLOS DEL VALLE
I-III MONUMENTOS
II- I LUIS DE GÓNGORA Y EL ESGUEVA
II- II REPLICAS DE FRANCISCO DE QUEVEDO
II- III CONTRA GÓNGORA (Cirilo García Román)
II - IV CAMBIO DE ESTACIÓN Y CAMBIO DE AÑO
II - V POEMA SEMBRANDO. MARCOS RAFAEL BLANCO BELMONTE
II - VI POEMAS SENTIDOS. ( POR ARSENIO ESCOLAR)
ojos claros serenos de Gutierre de Cetina
la amiga de bernal francés anónimo
mi vida es un erial de Bequer
el amor ascendia entre nosotros de Miguel Hernandez
soneto de Sor Juana Ines de la Cruz
esto es amor de Lope de Vega
lo fatal de Rubén Darío
nadie fue ayer de León Felipe
a una mujer que se afeitaba y estaba hermosa de uno de los Argensola
besos de Gabriela Mistral
el ciprés de Silos de Gerardo Diego
poderoso caballero es don dinero de Quevedo
el mañana efímero de Antonio Machado
lo cotidiano de Rosario Castellanos
a la salida de la carcel de Fray Luis de León
la lluvia no dice nada de Pedro Miguel Obligado
vida de José Hierro
canción hacia dentro de Julia Burgos
el principio de Blas de Otero
ya no de Idea Vilariño
fragmentonto de Don Juan Tenorio de José Zorrilla
hace un año que busco la forma de mi amado de Carilda Oliver
segundo soliloquio de Segismundo de Calderón de la Barca
los formales y el frio de Mario Benedetti
vivo sin vivir en mí de Teresa de Jesús
serranilla VII del Marqués de Santillana
último brindis de Nicanor Parra
poemas sentidos de Nicolás Guillén
poemas sentidos de Juan de la Cruz
poemas sentidos de Octavio Paz
fuego y nieve de Pedro Antonio de Alarcón
cuando regreses de Laura Victoria
contra jaime gil de biedma de Jaime Gil de Biedma
romance del conde olinos de autor desconocido
poema 20 de Pablo Neruda
autobiografia de Gloria Fuertes
ojos garzos a la niña de Juan del Encina
amar el dia, aborrecer el dia de Maria Zayas
la jaula de Alejandr Pizarnik
desde que te ausentaste de autor desconocido
no tires las cartas de amor de Joan Margarit
perdido ando señora entre la gente de Bernardo de Balbuena
historia postuma de Maria Eugenia Vaz Fferreira
crimen de Jose Angel Valente
fragmento del libro de buen amor del Arcipreste de Hita
yo te fui desnudando de ti mismo de Dulce Maria Loynaz
soneto CXXIX de Juan Boscan
para que yo me llame angel gonzalez de Ángel González
octubre de Juan Ramón Jimenez
fragmento de la égloga i de Garcilaso de la Vega
emoción vesperal de Ernesto Noboa y Caamaño
dineros son calidad de Góngora
nacer hombre de Adela Zamudio
cancion 8 de Rafael Alberti
Mia de nadie de Mia Gallegos
la muchachita pálida de Alfredo Espino
bajo la lluvia de Juana Ibargourou
canción de Diego Hurtado de Mendoza
recuerdo de sombras de Concha Mendez
la voz del viento de Ernestina de Champoucín
ay triste españa de cain de Miguel de Unamuno
anhelo de Dolores Veintimilla
peregrino de Luis Cernuda
soneto de los celos del Licenciado Dueñas
todos los dias de Josefina de la Torre
melancolia de Clementina Suarez
una tarde de Evaristo Silio
soneto de Leonor de la Cueva y Silva
brodway de Jose Maria Fonollosa
el pulpo de Elísabeth Mulder
soneto sobre la red de amor de Hernando de Acuña
cantico doloroso al cubo de la basura de Rafael Morales
no quiero de Angela Figuera Aymerich
perdí mi juventud de Gonzalo Rojas
la ameneidad de la primavera de Jose Tafalla Negrete
el poder del tiempo de Jose Cadalso
a las cumbres del guadarrama de García tassara
a mis hermanas de Leopoldo panero
romance del prisionero anónimo
evocación de Pilar de Valderrama
cuatro haikus de Miguel Dors
nocturno de Luis Alberto de Cuenca
sonaron tres golpes de Emilio Prados
palabras para Julia de Jose Agustín Goytisolo
soneto de Esperanza Clavera
nudo de J. Ramón fdz de Cano y Martín
casida de la alta madrugada de Felix Grande
yo se que ya mi voz se va perdiendo de Pedro Garfías
a ninguna parte de Roger Wolfe
en paz de Amado Nervo
tu has vuelto de Sara de Ibañez
a una bella de Juan Arolas
ven muerte tan escondida del comendador Escrivá
mísero leño del Duque de Rivas
el amor ha tales mañas de Florencia Pinar
I. I
Topónimo ESGUEVA.
Se trata de un nombre bien documentado en su evolución lingüística.
Del primitivo vocablo Agoseba, se llegó al actual Esgueva.
.- Agoseba aparece en un diploma de Ordoño III en favor de la Iglesia de León, del año 995.
.- En época de Alfonso VIII es siempre Axeva.
.- En el Becerro de Las Behetrias aparece siempre Esgueva, Val de Esgueva.
.- Agoseba es un compuesto de tres palabras ibéricas: Ago, que significa boca, Us que significa bosque e Ibai que significa rio.
Su significado es: rio del bosque.
Jesus Heras Aparicio
I.II
PUEBLOS QUE CONFORMAN EL VALLE ESGUEVA
En la provincia de Burgos:
Espinosa de Cervera, Valdeande, Santa María del Mercadillo, Pinilla Trasmonte, Bahabón de Esgueva, Santibáñez de Esgueva, Cabañes de Esgueva, Pinillos de Esgueva, Terradillos de Esgueva, Villatuelda, Torresandino, Villovela de Esgueva y Tórtoles de Esgueva.
En la provincia de Palencia:
Castrillo de Don Juan.
En la provincia de Valladolid:
Encinas de Esgueva, Canillas de Esgueva, Fombellida, Torre de Esgueva, Castroverde de Cerrato, Villaco de Esgueva, Amusquillo, Villafuerte de Esgueva, Esguevillas de Esgueva, Piña de Esgueva, Villanueva de los Infantes, Olmos de Esgueva, Villarmentero de Esgueva, Castronuevo de Esgueva, Renedo de Esgueva y Valladolid
I.III
Monumentos
En la zona burgalesa, encontraremos interesantes muestras de arte románico bajo la denominación de Escuela del Esgueva.
En la zona correspondiente a la provincia de Valladolid, pueden encontrarse monumentos románicos en Villafuerte de Esgueva y en Piña de Esgueva.
• Iglesia de Bahabón de Esgueva
• Iglesia de Cabañes de Esgueva
• Ermita de Santibáñez de Esgueva
• Iglesia de Pinillos de Esgueva- Monumento más representativo de la Escuela del Esgueva
• Iglesia de Terradillos de Esgueva
• Iglesia de Villatuelda - Tardorrománica de transición al gótico
• Iglesia de Torresandino
• Convento de Sta. Maria de los Valles, Torresandino
• Iglesia de Tórtoles de Esgueva
• Castillo de Encinas de Esgueva
• Iglesia de Encinas de Esgueva
• Iglesia de Castroverde de Cerrato.
• Restos de un castillo, de un castro celta y de una necrópolis romana en Castroverde de Cerrato.
II - I
LUIS DE GÓNGORA
Musa que sopla y no inspira,
y sabe por lo traidor
poner los dedos mejor
en mi bolsa que en su lira,
no es de Apolo, que es mentira,
hija musa tan bellaca,
sino del que hurtó la vaca
al pastor: a tal persona
pongámosle su Helicona
en las montañas de Jaca.
Musa que en medio de un llano,
llevando gente consigo,
tradujo al mayor amigo
de francés en castellano.
Musa que a su medio hermano,
hijo del planeta rojo,
o por trato o por antojo
sin besarlo lo vendió:
no estoy muy seguro yo,
pues me ha besado en el ojo.
Remitirele el proceso
a quien me pusiere dudas
en darle nombre de Judas
por el trato o por el beso.
Y aun acumularle a eso
la mano de Judas quiero,
pues me juró un caballero
que en casa de una señora
la semana pecadora
mató vela y candelero.
Y en delitos tan soeces
ved qué gramáticas usa,
que ha declinado su musa
por templum templi mil veces;
y a pesar de los jüeces
y de las leyes, acierta
con el templo y con la puerta,
si no es que dicen por yerro
que entra el gato como el perro
porque halló la puerta abierta.
--------------------------------------------
AL RIO ESGUEVA
I
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva
Lleva este río crecido ,
y llevará cada día
las cosas que por la vía
de la cámara han salido,
y cuanto se ha proveído
según leyes de Digesto ,
por jüeces que, antes desto,
lo recibieron a prueba.
II
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva
Lleva el cristal que le envia
una dama y otra dama,
digo el cristal que derrama
la fuente de mediodía ,
y lo que da la otra vía,
sea pebete o sea topacio ;
que al fin damas de Palacio
son ángeles hijos de Eva .
III
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva
Lleva lágrimas cansadas
de cansados amadores,
que, de puro servidores,
son de tres ojos lloradas;
de aquél, digo, acrementadas
que una nube le da enojo
porque no hay nube deste ojo
que no truene y que no llueva.
IV
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva.
Lleva pescado de mar,
aunque no muy de provecho,
que salido del estrecho
va a Pisuerga a desovar;
si antes era calamar
o si antes era salmón,
se convierte en camarón
luego que en el río se ceba.
V
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva.
Lleva, no patos reales,
ni otro pájaro marino,
sino el noble palomino
nacido en nobles pañales ;
colmenas lleva y panales
que el río les da posada ;
la colmena es vidnada
y el panal es cera nueva.
VI
A. ¿Qué lleva el señor Esgueva?
B. Yo os diré lo que lleva.
Lleva sin tener su orilla
árbol ni verde ni fresco,
fruta que es toda de cuesco
y, de madura, amarilla;
hácese de ella en Castilla
conseva en cualquiera casa,
y tanta ciruela pasa ,
que no hay quien sin ella beba.
II-II
REPLICAS DE FRANCISCO DE QUEVEDO
I
Ya que coplas componéis,
ved que dicen los poetas
que, siendo para secretas,
muy públicas las hacéis.
Cólica diz que tenéis,
pues por la boca purgáis.
Satírico diz que estáis.
A todos nos dais matraca:
descubierto habéis la caca
con las cacas que cantáis.
II
De vos dicen por ahí
Apolo y todo su bando
que sois poeta nefando,
pues cantáis culos así.
Por lo cual me han dicho a mí
que desde hoy en adelante
diga que obras vuestras cante,
por el mandado de Apolo,
con el son de un rabel sólo
un rabadán ignorante.
III
No hay música donde estén
vuestros inmundos trabajos,
que si suenan bien los bajos,
los tiples no suenan bien;
y cuando tonos les den
a los que el mundo levanta,
¿cuál hombre o mujer que canta,
si tiene cabeza cuerda,
a pies de coplas de mierda
hará pasos de garganta?
IV
Con Esgueva es vuestro enojo:
nombre de sucio le dan,
siendo, de puro galán,
todos sus males de ojo.
Versos hacéis por antojo
que solo los bien nacidos
celebramos atrevidos;
que en otra conversación,
por ser sucios como son,
no pueden ser admitidos.
V
Vuestros conceptos alabo,
pues de puro buena pesca
los hacéis a la gatesca,
pues los hacéis por el rabo.
Tenéis un ingenio bravo;
hacéis cosas peregrinas;
vuestras coplas son divinas,
sino que dice un doctor
que vuestras letras, señor,
se han convertido en letrinas.
VI
Que alabe será muy justo
vuestros versos mi voz sola,
pues por ser todos de cola
se pegan a cualquier gusto.
Desde el scita al negro adusto
y desde el Tajo dorado
al Nilo tan celebrado,
no hay ingenio tan machucho
ni crecido, mas ¿qué mucho,
si crece de estercolado?
VII
Son tan sucias al mirar
las coplas que dais por ricas,
que las dan en las boticas
para hacer vomitar.
Un nombre os ando a buscar
que os cuadre derechamente,
y hallo que os llama un valiente
que de Córdoba os conoce
poeta de entre once y doce,
que es cuando vacia la gente.
VIII
¿Adónde hallaréis excusa
para lo que vemos todos,
que fue en verano y sin lodos
tan rabosa vuestra musa?
Si acaso Circe o Medusa
—o juntas ambas a dos—
os han mudado, por Dios
que olvidéis la prelacía,
antes que la policía
venga a conocer de vos.
IX
Yo por mí no pongo duda
en que las coplas pasadas,
según están de cagadas,
las hicisteis con ayuda.
Más vale que tengáis muda
la lengua, que en suciedades.
Dejad las ventosidades:
mirad que sois en tal caso
albañal donde el Parnaso
purga sus necesidades.
------------------------------------------------
Vuestros coplones, cordobés sonado,
sátiras de mis prendas y despojos,
en diversos legajos y manojos
mil servidores me los han mostrado.
Buenos deben de ser, pues han pasado
por tantas manos y por tantos ojos,
aunque solo me espanta en mis enojos
ver que cosa tan sucia haya limpiado.
Confieso que son aguas propiamente
las mías, pues que son las que hacen todos
, pero también os digo juntamente
que sois más sucio vos, pues que mis lodos,
mi estiércol, mi inmundicia y mi corriente
en la boca traéis de tantos modos.
No los tomé, porque temí cortarme
con lo sucio muy más que con lo agudo,
ni los quise leer por no ensuciarme.
Y así ya no me espanta el ver que pudo
entrar en mis mojones a inquietarme
un papel de limpieza tan desnudo.
-------------------------------------------------------
Dime, Esguevilla, ¿cómo fuiste osado
a subirte a las barbas del que ha sido
más escrito en España y más leído
y con más justo nombre celebrado?
Si porque te cantó le has murmurado,
tan solamente que te acuerdes pido
de que toman tus aguas apellido
de las que hace un pueblo tan honrado.
Guárdales, pues, respeto a versos tales,
que es muy necio en juzgar cosas tan varias
el que nunca salió de entre pañales.
¡Decir que son las coplas ordinarias!
Sino tan llenas de agudeza y tales,
que aún son a ojos de todos necesarias.
------------------------------------------------------
I
En lo sucio que has cantado
y en lo largo de narices,
de más de que tú lo dices,
que no eres limpio has mostrado.
Eres hombre apasionado,
y por saber que es corona
la pasión en tu persona,
es punto muy necesario
que esté en el monte Calvario
puesta de hoy más tu Helicona.
II
Traducir un hombre al rey
de francés en castellano,
mandándolo por su mano,
es justo y por justa ley,
mas no a la plebeya grey
el rey por dinero o ruego,
como tu pariente ciego.
Y no hagas desto donaire,
que mi culpa es cosa de aire,
pero la tuya de fuego.
III
Por muy pequeña ocasión
sé que en perseguirme has dado:
de aquellos lo has heredado
que inventaron la pasión.
Satírico no es razón
ser un hombre principal
que tiene sangre real:
yo lo sé, que tus pasados
fueron todos salpicados
con la de un rey celestial.
Dirás: «Yo soy racionero
de Córdoba y de su iglesia»,
mas no es maravilla efesia
adquirirlo por dinero.
Longinos fue caballero
y Longinos fue judío.
De tu probanza me río:
al cabildo engañado has,
más podrá volverse atrás,
que no es el cabildo río.
V
Pues no fueron declinados
ni por sermo ni por templo
tus deudos, que, para ejemplo,
del templo fueron echados,
déjate de esos cuidados,
que decir mal es mal trato;
no seas a tu vida ingrato:
guárdate tras de esa salva,
no te muerda el perro de Alba
o te arañe el rostro el gato.
----------------------------------------------
II- III
Contra Góngora
( Cirilo García Román)
¡Oh qué malquisto con Góngora quedo,
con sus versos y su reverso oscuro!
En mi canon no te tengo: perjuro
burlarme en el último, y sin pedo.
¿Quiere ser bueno? Facil el remedio:
Vuelvase obtuso, pero por lo breve;
Y rio arriba en Aguachal abreve,
No en fétidas de cortesano enredo.
Fluya Esgueva con estos versos mios
Limpio y cristalino, no habiendo corte,
Y vengue escatológicos enojos;
Que pregonaré desde el sur al norte
Que, como el más humilde de los rios,
Tiene sus márgenes sin trampantojos
CAMBIO DE ESTACIÓN Y CAMBIO DE AÑO
CIRILO GARCIA ROMAN
PLEGARIA
Antesala de los hielos,
Tú que alumbras con tus ascuas
Embarazos de los fuegos,
Dulce otoño embriagador.
Tú que acallas con tus brisas
Las chicharras y los cucos
Y los trinos de los mirlos,
Baco altivo y segador,
Escondiendo en tus neblinas
Con tu manto de hojarascas
A las tórtolas y grillos,
¡Oh nostalgia de la flor!
Hoy te pinto con la tinta
De estos surcos quejumbrosos,
Mal remiendo de las briznas
De tus brumas y tu olor
Y de trazo con las trizas
De tus vientos olorosos
A los zumos de las viñas,
Suspendidos en vapor.
y te fijo con las niñas
De tus ojos tan acuosos
Por tu sangre de lloviznas
Y tu aroma de alcanfor.
Te suplico con ahinco
Que te quedes con nosotros,
Que no tengas mucha prisa
En ceder tu cetro al fiero
Marte cruel de nuestro invierno,
Pues eres nuestro pastor
-------------------------------- . -----------------------------
EL SEMBRADOR
De aquel rincón bañado por los fulgores
del sol, que nuestro cielo triunfante llena,
de la florida tierra donde entre flores
se deslizó mi infancia dulce y serena,
envuelto en los recuerdos de mi pasado,
borroso cual lo lejos del horizonte,
guardo el extraño ejemplo nunca olvidado,
del sembrador mas raro que hubo en el monte.
aún no se si era sabio, loco o prudente
aquel hombre que humilde traje vestía;
sólo se que al mirarle la gente
con profundo respeto se descubría.
Y es que acaso su gesto severo y noble
a todos asombraba por lo arrogante:
¡Hasta los leñadores mirando al roble
siente las majestades de lo gigante!
Una tarde de otoño subí a la sierra
y al sembrador sembrando, miré risueño.
¡Desde que existen hombres sobre la tierra
nunca se ha trabajado con tanto empeño!
quise saber curioso, lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía;
el infeliz oyóme benignamente
y me dijo con onda melancolía:
-Siembro robles y pinos y sicomoros;
quiero llenar de frondas esta ladera,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuendo yo muera
¿Por qué tantos afanes en la jornada
sin buscar recompensa? dije. Y el loco
murmuró , con las manos en la azada:
-Acaso tu imaginas que me equivoco,
acaso por ser niño, te asombre mucho
el soberano impulso que mi alma enciende;
por los que no trabajan, trabajo y lucho,
si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!
Hoy es el egoísmo torpe maestro
a quien rendimos culto de varios modos:
si rezamos, pedimos solo el pan nuestro,
¡Nunca al cielo pedimos pan para todos!
en la propia miseria los ojos fijos,
buscamos las riquezas que nos convienen
y todo lo arrostramos por nuestro hijos.
¿Es que los demás padres hijos no tienen?...
Vivimos siendo hermanos sólo en el nombre
y en las guerras brutales con sed de robo,
hay siempre un fraticida dentro del hombre,
y el hombre para el hombre siempre es un lobo.
Por eso cuando al mundo triste contemplo,
yo me afano y me impongo ruda tarea
y se que vale mi pobre ejemplo,
aunque pobre y humilde parezca y sea.
¡Hay que luchar por los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que nos escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales,
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura.
Y hay qe vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura....
Dijo el loco...y con noble melancolía
por las breñas del monte siguió trepando,
y al perderse en las sombras aún repetía:
¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!....
Blanco Belmonte
II - VI
POEMAS SENTIDOS ( POR ARSENIO ESCOLAR)
Gutierre de Cetina
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
La amiga de Bernal Francés, de autor anónimo
Sola estoy en la mi cama
namorando mi cojín;
¿quién será ese caballero
que a mi puerta dice «abrid»?
-Soy Bernal Francés, señora,
el que os suele servir
de noche para la cama,
de día para el jardín.
Alzó sábanas de holanda,
cubriose de un mantellín;
tomó candil de oro en mano
y a la puerta bajó a abrir.
Al entreabrir de la puerta,
él dio un soplo en el candil.
-¡Válgame Nuestra Señora,
válgame el señor san Gil!
Quien apagó mi candela
puede apagar mi vivir.
-No te espantes, Catalina,
ni me quieras descubrir
, que a un hombre he muerto en la calle,
la justicia va tras mí.
Le ha cogido de la mano
y le ha entrado al camarín;
sentole en silla de plata
con respaldo de marfil;
bañole todo su cuerpo
con agua de toronjil;
hízole cama de rosa,
cabecera de alhelí.
-¿Qué tienes, Bernal Francés,
que estás triste a par de mí?
¿Tienes miedo a la justicia?
No entrará aquí el alguacil.
¿Tienes miedo a los criados?
Están al mejor dormir.
-No temo yo a la justicia,
que la busco para mí,
ni menos temo a criados
que duermen su buen dormir
. -¿Que tienes, Bernal Francés?
¡No solías ser así!
Otro amor dejaste en Francia
o te han dicho mal de mí.
-No dejo amores en Francia
que otro amor nunca serví.
-Si temes a mi marido,
muy lejos está de aquí.
-Lo muy lejos se hace cerca
para quien quiere venir,
y tu marido, señora,
lo tienes a par de ti.
Por regalo de mi vuelta
te he de dar rico vestir,
vestido de fina grana
forrado de carmesí,
y gargantilla encarnada
como en dama nunca vi;
gargantilla de mi espada
que tu cuello va a ceñir.
Nuevas irán al Francés
que arrastre luto por ti.
Sorpresa, de Federico García Lorca
Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.
¡Cómo temblaba el farol!
Madre.
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.
Lo inacabable, de Alfonsina Storni
No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores…
El tronco seco dará nuevas hojas.
Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.
Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.
Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.
Mas… ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!
Ajedrez, de Jorge Luis Borges
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
El amor ascendía entre nosotros, de Miguel Hernández
El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.
Romance de la jura de santa Gadea, de autor anónimo
En santa Águeda de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
le toman la jura a Alfonso
por la muerte de su hermano;
tomábasela el buen Cid,
ese buen Cid castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo
y con unos evangelios
y un crucifijo en la mano.
Las palabras son tan fuertes
que al buen rey ponen espanto.
—Villanos te maten, Alfonso;
villanos, que no hidalgos;
de las Asturias de Oviedo,
que no sean castellanos;
mátente con aguijadas,
no con lanzas ni con dardos;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
capas traigan aguaderas,
no de contray ni frisado;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
caballeros vengan en burras,
que no en mulas ni en caballos;
frenos traigan de cordel,
que no cueros fogueados.
Mátente por las aradas,
que no en villas ni en poblado,
y sáquente el corazón
por el siniestro costado,
si no dijeres la verdad
de lo que te es preguntado:
si fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero
que del rey es más privado:
—Haced la jura, buen rey,
no tengáis de eso cuidado,
que nunca fue rey traidor,
ni papa descomulgado.
Jurado había el rey
que en tal nunca se ha hallado;
pero allí hablara el rey
malamente y enojado:
—Muy mal me conjuras, Cid;
Cid, muy mal me has conjurado;
mas hoy me tomas la jura,
mañana me besarás la mano.
—Por besar mano de rey
no me tengo por honrado,
porque la besó mi padre
me tengo por afrentado.
—Vete de mis tierras, Cid,
mal caballero probado,
y no vengas más a ellas
desde este día en un año.
—Pláceme, dijo el buen Cid;
pláceme, dijo, de grado,
por ser la primera cosa
que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno,
yo me destierro por cuatro.
Ya se parte el buen Cid,
sin al rey besar la mano,
con trescientos caballeros,
todos eran hijosdalgo;
todos son hombres mancebos,
que ninguno había cano;
todos llevan lanza en puño
y el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas
con borlas de colorado.
Mas no le faltó al buen Cid
adonde asentar su campo.
Soneto, de sor Juana Inés de la Cruz
Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
Esto es amor, de Lope de Vega
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Lo fatal, de Rubén Darío
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber a dónde vamos,
ni de dónde venimos!…
Canción hacia dentro, de Julia de Burgos
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Hay un sólo trino entre tu amor y mi alma.
Mis dos ojos navegan
el mismo azul sin fin donde tú danzas.
Tu arco-iris de sueños en mí tiene
siempre pradera abierta entre montañas.
Una vez se perdieron mis sollozos,
y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Un ruiseñor nos tiene en su garganta.
Los ríos que me traje de mis riscos,
desembocan tan sólo por tus playas.
Hay confusión de vuelos en el aire?
¡El viento que nos lleva en sus sandalias !
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Mientras menos me pienses, más me amas.
En el principio, de Blas de Otero
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Ya no, de Idea Vilariño
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volverá a tocarte.
No te veré morir.
Octubre, de Juan Ramón Jiménez
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
Fragmento de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla
En Roma, a mi apuesta fiel,
fijé, entre hostil y amatorio,
en mi puerta este cartel:
«Aquí está don Juan Tenorio
para quien quiera algo de él.»
De aquellos días la historia
a relataros renuncio:
remítome a la memoria
que dejé allí, y de mi gloria
podéis juzgar por mi anuncio.
Las romanas, caprichosas,
las costumbres, licenciosas,
yo, gallardo y calavera:
¿quién a cuento redujera
mis empresas amorosas?
Salí de Roma, por fin,
como os podéis figurar:
con un disfraz harto ruin,
y a lomos de un mal rocín,
pues me querían ahorcar.
Fui al ejército de España;
mas todos paisanos míos,
soldados y en tierra extraña,
dejé pronto su compaña
tras cinco o seis desafíos
Nápoles, rico vergel
de amor, de placer emporio,
vio en mi segundo cartel:
«Aquí está don Juan Tenorio,
y no hay hombre para él
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba;
y a cualquier empresa abarca,
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.»
Esto escribí; y en medio año
que mi presencia gozó
Nápoles, no hay lance extraño,
no hay escándalo ni engaño
en que no me hallara yo.
Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo ocasión ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
Hace un año que busco la forma de mi amado, de Carilda Oliver
Hace un año que busco la forma de mi amado.
Él era joven, bueno, un poco mal hablado
aunque puso una fiesta en cada palabrota.
Entera la sonrisa, el alma casi rota.
Los ojos con la magia lumínica del rayo,
la boca como jueves romántico de mayo.
Iba desnudo y diáfano por gracia de su piel;
suave, con esa única caricia de laurel.
Tenía una manera de amar gentes y trinos
y le colgaban versos, ternuras y caminos.
Se sabe que era humilde. Se sabe que era pobre.
Maestro de las fraguas, artesano del cobre.
Gastaba los insomnios limando alguna espada.
(Quizás quiso con ellas atravesar la nada).
Comía sueños, frutas, neblinas, girasoles.
Guardado estuvo el miedo ahí en sus caracoles.
Me hizo una pulsera de plata: esta serpiente
que llevo aquí en el brazo como una huella ardiente
de aquel que era rebelde, nocturno, tan distinto,
con máscara de broma, pariente del jacinto.
Leía extraños libros. (Se le oye cuando canta
y exprime soledades aún en su garganta).
Fue huérfano de todo. Nació ya siendo hombre.
Mi amante, mi marido. Naufragio fue su nombre.
Vivir sólo quería, mas nunca tuvo suerte.
Se equivocó de vaso y se bebió la muerte.
Los formales y el frío, de Mario Benedetti
Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula
su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios, los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,
después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.
Vivo sin vivir en mí, de Teresa de Jesús
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
Serranilla VII, del Marqués de Santillana
Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
com’una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fraguosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera;
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa;
non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
-por saber quién era-,
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?»
Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades;
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa».
Último brindis, de Nicanor Parra
Lo queramos o no
solo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece solo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos,
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó…,
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca,
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.
La Muralla, Nicolás Guillén
Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos:
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa,
allá sobre el horizonte.
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—Una rosa y un clavel…
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El sable del coronel…
—¡Cierra la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—La paloma y el laurel…
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El alacrán y el ciempiés…
—¡Cierra la muralla!
Al corazón del amigo,
abre la muralla;
al veneno y al puñal,
cierra la muralla;
al mirto y la yerbabuena,
abre la muralla;
al diente de la serpiente,
cierra la muralla;
al ruiseñor en la flor,
abre la muralla…
Alcemos una muralla
juntando todas las manos;
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa,
allá sobre el horizonte…
Poemas de amor. Juan de la Cruz
Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.
Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino
tanto volar me convino
que de vista me perdiese;
y con todo, en este trance,
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.
Cuanto más alto subía,
deslumbróseme la vista;
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance,
di un ciego y oscuro salto
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba.
Dije: No habrá quien alcance.
Abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza de cielo
tanto alcanza cuanto espera;
esperé solo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
Dos cuerpos, de Octavio Paz
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Fuego y nieve, de Pedro Antonio de Alarcón
Duro es tu corazón como el granito;
mi corazón como la cera tierno:
verano ardiente soy; tú helado invierno;
tú nieve eterna; fuego yo infinito.
Yo me acerco a tu nieve, y no tirito;
antes crece la furia de este infierno;
y hiélate a ti más mi fuego eterno,
y ni me apagas ¡ay! ni te derrito.
¿Cómo encuentro calor donde no hay llama?
¿Cómo no da calor la llama mía?
¿Cómo mi incendio tu esquivez no inflama?
¿Cómo tu hielo mi pasión no enfría?
¡Oh! ¿por qué no nos hizo el hado aleve,
o de fuego a los dos, o a ambos de nieve?
Cuando regreses, de Laura Victoria
Cuando regreses no hallarás siquiera
las huellas del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y las verbenas rojas se secaron.
Esos versos liliales que me oías
cogiéndome las manos,
cambiáronse por otros calcinantes
que visten mi alma de ropaje cárdeno.
Y esas dulces promesas que en tus brazos
hacíasme temblando,
son una cuerda rota en mis oídos
y ni un eco doliente me dejaron.
Naufragaron también en mis pupilas
tus ojos de gitano,
y en mi boca se helaron en silencio
las huellas calcinantes de tus labios.
Cuando regreses no hallarás siquiera
vestigios del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y en mi boca tus besos se borraron.
Fragmento de la Égloga I, de Garcilaso de la Vega
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo;
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
ninguno en tal estado,
de ti desamparado,
y de mí mismo yo me corro ahora.
¿De un alma te desdeñas ser señora,
donde siempre moraste, no pudiendo
de ella salir una hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo
Emoción vesperal, de Ernesto Noboa y Caamaño
Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;
Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar, no descubierto
por ningún navegante todavía.
Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas,
Y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.
Dineros son calidad, de Góngora
Dinero son calidad
¡Verdad!
Más ama quien más suspira
¡Mentira!
Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahúres muy desnudos
con dados ganan condados;
ducados dejan ducados,
y coronas majestad,
¡Verdad!
Pensar que uno sólo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira,
¡Mentira!
Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala;
la corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad,
¡Verdad!
En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
y en Sevilla doña Elvira,
¡Mentira!
No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza,
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje
y aun fe la necesidad,
¡Verdad!
Siendo como un algodón,
nos jura que es como un hueso,
y quiere probarnos eso
con que es su cuello almidón,
goma su copete, y son
sus bigotes alquitira
¡Mentira!
Cualquiera que pleitos trata,
aunque sean sin razón,
deje el río Marañón,
y entre al río de la Plata;
que hallará corriente grata
y puerto de claridad
¡Verdad!
Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros;
y sus yernos rompen hierros
en la toma de Algecira,
¡Mentira!
Nacer hombre, de Adela Zamudio
Cuánto trabajo ella pasa
por corregir la torpeza
de su esposo, y en la casa,
(permitidme que me asombre)
tan inepto como fatuo
sigue él siendo la cabeza,
porque es hombre.
Si alguna versos escribe
-“De alguno esos versos son
que ella sólo los suscribe”;
(permitidme que me asombre)
Si ese alguno no es poeta
¿por qué tal suposición?
-Porque es hombre.
Una mujer superior
en elecciones no vota,
y vota el pillo peor;
(permitidme que me asombre)
con sólo saber firmar
puede votar un idiota,
porque es hombre.
Él se abate y bebe o juega
en un revés de la suerte;
ella sufre, lucha y ruega;
(Permitidme que me asombre).
Ella se llama “ser débil”,
y él se apellida “ser fuerte”
porque es hombre.
Ella debe perdonar
si su esposo le es infiel;
mas, él se puede vengar;
(permitidme que me asombre)
en un caso semejante
hasta puede matar él,
porque es hombre.
¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
que de perfecto y cabal
gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.
A la pereza, de Bretón de los Herreros ¡
Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar a un ave la alborada!
¡Oh qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar…, ¡qué vida encantadora
sin ser de nadie, y sin pensar en nada!
¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo
me arrastra bostezando; y de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto… de per…
Caupolicán, de José Santos Chocano
Ya todos los caciques probaron el madero.
«¿Quién falta», y la respuesta fue un arrogante: «¡Yo!»
«¡Yo!», dijo; y, en la forma de una visión de Homero,
del fondo de los bosques Caupolicán surgió.
Echóse el tronco encima, con ademán ligero,
y estremecerse pudo, pero doblarse no.
Bajo sus pies, tres días crujir hizo el sendero,
y estuvo andando… andando… y andando se durmió.
Anduvo, así, dormido, vio en sueños al verdugo:
él muerto sobre un tronco, su raza con el yugo,
inútil todo esfuerzo y el mundo siempre igual.
Por eso, al tercer día de andar por valle y sierra,
el tronco alzó en los aires y lo clavó en la tierra
¡como si el tronco fuese su propio pedestal!
Canción 8, de Rafael Alberti
Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Mía de nadie, de Mía Gallegos
Mía Gallegos.
Mía de nadie. Mía de mí.
Sin una biografía.
Tierna. Casi ácida.
Con un destino trazado
en una cruz.
Mía Gallegos. Mía de nadie,
de nadie, nadie, nadie, nadie.
Aferrada a la ternura
como único pan que no consuela.
Mía de nadie. Mía de mí.
Sin aire. Umbría.
Deja que el tiempo pase.
Deja que la vida pase.
Deja que el amor pase.
Deja que la muerte pase.
Mía sin biografía y sin abuelo.
Sin un sitio.
Ni siquiera santa.
Ni siquiera puta.
Mía de mí.
Canción del pirata, de Espronceda
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.
«Navega velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho,
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!;
yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.
Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
de un esclavo
como un bravo
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar».
La muchachita pálida, de Alfredo Espino
Aquella muchachita pálida que vivía
pidiendo una limosna, de mesón en mesón,
en el umbral la hallaron al despuntar el día,
con las manitas yertas y mudo el corazón
Nadie sabe quién era ni de dónde venía,
su risa era una mueca de la desilusión.
Y estaba el sello amargo de la melancolía
perpetuado en dos hondas ojeras de carbón.
En las carnes humanas dejó el hambre sus rastros…
La miraron las nubes, lo supieron los astros…
El cielo llovió estrellas en la paz del suburbio.
Nadie sabe quién era la muchachita pálida…
Entre tanto —en la noche, la noche triste y cálida—
arrastrando luceros sigue el arroyo turbio…
La vieja y el gato, de Samaniego
Tenía cierta vieja de costumbre,
al meterse en la cama,
arrimarse en cuclillas a la lumbre,
en camisa, las manos a la llama.
En este breve rato,
le hacía un manso gato
dos mil caricias tiernas: pasaba y repasaba entre sus piernas.
Y como en tales casos la enarbola,
tocaba en cierta parte con la cola.
Y la vieja cuitada
muy contenta decía: -Peor es nada.
Bajo la lluvia, de Juana de Ibarbourou
¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.
La opinión, de Ramón de Campoamor
¡Pobre Carolina mía!
¡Nunca la podré olvidar!
Ved lo que el mundo decía
viendo el féretro pasar.
Un clérigo: Empiece el canto.
El doctor: ¡Cesó el sufrir!
El padre: ¡Me ahoga el llanto!
La madre: ¡Quiero morir!
Un muchacho: ¡Qué adornada!
Un joven: ¡Era muy bella!
Una moza: ¡Desgraciada!
Una vieja: ¡Feliz ella!
—¡Duerme en paz!— dicen los buenos.
—¡Adiós!— dicen los demás.
Un filósofo: ¡Uno menos!
Un poeta: ¡Un ángel más!
A Inés, que se teñía las canas de rubio, de Baltasar del Alcázar
Tus cabellos, estimados
por oro contra razón,
ya se sabe, Inés, que son
de plata sobredorados.
Pues ¿querrás que se celebre
por verdad lo que no es?
Dar plata por oro, Inés,
es vender gato por liebre.
La llama funesta, de Alfonso Reyes
Si te dicen que voy envejeciendo
porque me da fatiga la lectura
o me cansa la pluma, o tengo hartura
de las filosofías que no entiendo;
si otro juzga que cobro el dividendo
del tesoro invertido, y asegura
que vivo de mi propia sinecura
y sólo de mis hábitos dependo,
cítalos a la nueva primavera
que ha de traer retoños, de manera
que a los frutos de ayer pongan olvido;
pero si sabes que cerré los ojos
al desafío de unos labios rojos,
entonces puedes darme por perdido.
Al partir, de Gertrudis Gómez de Avellaneda
¡Perla del mar! ¡Estrella de occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.
¡Voy a partir!… La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente.
¡Adiós, patria feliz, edén querido!
¡Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!
¡Adiós!… Ya cruje la turgente vela…
el ancla se alza… el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.
Castilla, de Manuel Machado
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde… Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde… Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja…
Idos. El cielo os colme de venturas…
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!
Calla la niña y llora sin gemido…
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: ¡En marcha!
El ciego sol, la sed y la fatiga…
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
El intruso, de Delmira Agustini
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!
Qué paseo de noche, de Pedro Salinas
¡Qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo.
Los espejos, el agua
se creen que voy solo;
se lo creen los ojos.
Sirenas de los cielos
aún chorreando estrellas,
tiernas muchachas lánguidas,
que salen de automóviles,
me llaman. No las oigo.
Aún tengo en el oído
tu voz, cuando me dijo:
“No te vayas”. Y ellas,
tus tres palabras últimas,
van hablando conmigo
sin cesar, me contestan
a lo que preguntó
mi vida el primer día.
Espectros, sombras, sueños,
amores de otra vez,
de mí compadecidos,
quieren venir conmigo,
van a darme la mano.
Pero notan de pronto
que yo llevo estrechada,
cálida, viva, tierna,
la forma de una mano
palpitando en la mía.
La que tú me tendiste
al decir: “No te vayas”.
Se van, se marchan ellos,
los espectros, las sombras,
atónitos de ver
que no me dejan solo.
Y entonces la alta noche,
la oscuridad, el frío,
engañados también,
me vienen a besar.
No pueden; otro beso
se interpone en mis labios.
No se marcha de allí,
no se irá. El que me diste,
mirándome a los ojos
cuando yo me marché,
diciendo: “No te vayas”.
A la abolición de la esclavitud en Cuba, de Carolina Coronado
Si libres hizo ya de su mancilla
el águila inmortal los africanos,
¿por qué han de ser esclavos los hermanos
que vecinos tenéis en esa Antilla?
¿Qué derecho tendrás, noble Castilla,
para dejar cadenas en sus manos,
cuando rompes los cetros soberanos
al son de libertad que te acaudilla?
No, no es así: al mundo no se engaña.
Sonó la libertad, ¡bendita sea!
Pero después de la triunfal pelea,
no puede haber esclavos en España.
¡O borras el baldón que horror inspira,
o esa tu libertad, pueblo, es mentira!
Espero curarme de ti, de Jaime Sabines
Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra
y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras de amor
están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral
y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero
cuando digo: “qué calor hace”, “dame agua”,
“¿sabes manejar?”, “se hizo de noche”.
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,
te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:
guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana
para entender las cosas. Porque esto es muy parecido
a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Determinarse y luego arrepentirse, de Villamediana
Determinarse y luego arrepentirse,
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumirse;
en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,
y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.
Devoluciones, de Gioconda Belli
Devuélveme mi corazón, viajero.
Tú te irás –me lo dices-,
montado en alado pegaso te alejarás
y dejarás sólo noches solas a mi alrededor.
Por esto, antes de que dobles el hueco del camino,
debes dejarme puesto en el pecho el corazón.
No te atrevas a llevártelo escondido en el equipaje
tentado por el deseo de acariciarlo
cuando encuentres que no encuentras otro
tan rojo, tan amante, tan lleno de cantos para vos.
Debes devolverme la roja lámpara
que alumbrará otros caminos andantes de mi pecho.
Debes dejármelo palpitando, trasplantado,
un poco enfermo seguramente,
pero vivo y aleteando vida.
Yo envolveré en una manta mis largos pies.
Te los daré para que, nerviosos, te sigan,
para que ellos vuelvan a traerte todo mi cuerpo
si alguna vez quieres trópico y corazón del sol
cuando el frío y las luces de neón
te rodeen como ejércitos enemigos.
IV